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Escenas de mi vida
I
De mi niñez recuerdo un eco ajeno
de las más amadas voces.
Recuerdo el sabor de la fruta madura
No recuerdo la verdura fresca,
pero sí, el frío que dulcemente jalaba mis cabellos
y a mi padre con olor a gasolina.
Eso encontré en el cofre pueril memoria.
Recuerdo entusiasmo en mí
al descubrir en el campo agüilotes, ciruelas y guayabas
que caían despidiendo su esencia.
La ansiedad por encontrar hilos y tejer anhelos.
De mi niñez recuerdo un eco ajeno
de las más amadas voces.
Recuerdo el sabor de la fruta madura
No recuerdo la verdura fresca,
pero sí, el frío que dulcemente jalaba mis cabellos
y a mi padre con olor a gasolina.
Eso encontré en el cofre pueril memoria.
Recuerdo entusiasmo en mí
al descubrir en el campo agüilotes, ciruelas y guayabas
que caían despidiendo su esencia.
La ansiedad por encontrar hilos y tejer anhelos.
II
En la familia no se hablaba de nada, de nadie,
de ningún tiempo
sólo se hablaba con ellos en sueños.
En ocasiones por cartas
para preguntar sobre amantes cobardes,
triunfos fallidos, decepciones rancias.
Y preguntar por los muertos que viven
en mi libro inédito.
Discutíamos cosas efímeras y compartíamos
gustos elementales como el sexo
-que sólo revelábamos con los ojos-
o como la flojera de querer enderezar
el andar de nuestros hijos.
En la familia no se hablaba de nada, de nadie,
de ningún tiempo
sólo se hablaba con ellos en sueños.
En ocasiones por cartas
para preguntar sobre amantes cobardes,
triunfos fallidos, decepciones rancias.
Y preguntar por los muertos que viven
en mi libro inédito.
Discutíamos cosas efímeras y compartíamos
gustos elementales como el sexo
-que sólo revelábamos con los ojos-
o como la flojera de querer enderezar
el andar de nuestros hijos.
III
Recuerdo sordas goteras
que musicalizaban el sueño,
las verdes matas a la orilla del río Bravo
y el hielo, gota cristalina
que resbalaba por mis inocentes mejillas.
Recordaba con entusiasmo los múltiples olores
y la amalgama de tonalidades que resaltaban
del basurero.
Echaba por el caño oxidado la risa
no rizada de un padre fantasma, sin rostro
disfrutaba la buena comida
que veía en la tele y,
los refinados gustos –que simplemente- no existieron.
Recuerdo sordas goteras
que musicalizaban el sueño,
las verdes matas a la orilla del río Bravo
y el hielo, gota cristalina
que resbalaba por mis inocentes mejillas.
Recordaba con entusiasmo los múltiples olores
y la amalgama de tonalidades que resaltaban
del basurero.
Echaba por el caño oxidado la risa
no rizada de un padre fantasma, sin rostro
disfrutaba la buena comida
que veía en la tele y,
los refinados gustos –que simplemente- no existieron.
IV
Cuando comíamos juntos al levantarnos de la mesa
Dejaba el eco de mi risa embriagado de vacío
Y una sonrisa envuelta en la servilleta.
Sonreía con afecto y rencor y lejanía.
Así nos amábamos, sin demasiadas apreciaciones.
Hambres
Cuando comíamos juntos al levantarnos de la mesa
Dejaba el eco de mi risa embriagado de vacío
Y una sonrisa envuelta en la servilleta.
Sonreía con afecto y rencor y lejanía.
Así nos amábamos, sin demasiadas apreciaciones.
Hambres
I
Doy lástima al espejo.
Nadie sabe lo que escondo en la mirada.
Las gotas saladas se deslizan mudas
Taciturnas en los brazos del viento.
Sí, el hambre te hace humillarte
a los pies del dolor
y en concierto de lamentos se retuercen las entrañas.
La hiel se expande por mi vientre e invade el rito.
Tambaleante el pulso me domina.
Cansada del concierto me consumo en espiral
que se evapora…
Doy lástima al espejo.
Nadie sabe lo que escondo en la mirada.
Las gotas saladas se deslizan mudas
Taciturnas en los brazos del viento.
Sí, el hambre te hace humillarte
a los pies del dolor
y en concierto de lamentos se retuercen las entrañas.
La hiel se expande por mi vientre e invade el rito.
Tambaleante el pulso me domina.
Cansada del concierto me consumo en espiral
que se evapora…
II
Los susurros vienen a gritos
y los gruñidos con ecos de lamentos
forcejean en las paredes de mi carne
presente entre aire y sueño.
Con ligereza se florece
Dolor fiel y punzante.
Sabor de muerte.
y los gruñidos con ecos de lamentos
forcejean en las paredes de mi carne
presente entre aire y sueño.
Con ligereza se florece
Dolor fiel y punzante.
Sabor de muerte.
III
Hambre, sinónimo de todo y nada
Palabra roñosa que se evapora
en un lento parpadeo
y en beso de angustia.
Hambre, promesa espontánea y perpetua.
Dolores agudos,
filigranas de fuego
Que se doblegan ante el papel que forma mi cuerpo.
Múltiples punzadas se filtran en los inútiles espacios de mis adentros.
Instantes de satisfacción increíblemente perpetuos.
Palabra roñosa que se evapora
en un lento parpadeo
y en beso de angustia.
Hambre, promesa espontánea y perpetua.
Dolores agudos,
filigranas de fuego
Que se doblegan ante el papel que forma mi cuerpo.
Múltiples punzadas se filtran en los inútiles espacios de mis adentros.
Instantes de satisfacción increíblemente perpetuos.
Berónica Palacios Rojas
2 comentarios:
EXCELENTE BLOG!!!!
Un saludo y abrazo
at
Ax
Saludos cariñosos. Gracias por tu entusiasmo y el gran proyecto que acabas de dar a luz: Mariposario. He recibido muchos comentarios favorables sobre la antología. Gracias de nuevo.
Yolanda R. M
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