Breve reseña del 4º Aniversario de Papalotzi
por Berónica Palacios Rojas
En el año de 1993, con un sueño a cuestas y un par de alas cercenadas fui en busca de un consejo, al lago de Chapala. Y allí me encontraba sacando lirio, de pronto apareció un hombre que al ritmo de las brazadas para sacar el lirio, me preguntaba cosas que siempre cuestioné. ¿Por qué sólo los ricos tienen el derecho a estudiar? ¿Eso es un sueño inalcanzable para una madre soltera…miles de excusas salpicaban el lodo que adornaba la orilla? De esta manera ese hombre desconocido me animó a tal grado que al día siguiente fui en buscar de Don Eraclio quién ayudó a reparar una de mis alas, con la esperanza de una media beca. Ese fue el inicio de un aprendizaje mágico. Mi vida cambió desde ese instante, las diminutas alas poco a poco cicatrizaron y valoré cada mano amiga que se me ayudó en ese entonces. El tiempo es el mejor consejero para admirar un triunfo o un fracaso. A ese hombre quien me animara para entrar a la preparatoria incorporada a la U de G, después me lo encontraba en la calle y platicábamos como es costumbre en Chapala.
Y ahora después de quince años me doy cuenta que el destino es caprichoso separa o une amistades, descubre y equilibra a las parejas. Además de abrirnos los ojos ante nuestras diferentes realidades. Ese hombre que me hizo compañía cuando sacaba lirio lo vuelvo encontrar en mi camino, claro, en circunstancias más gratas. Su seudónimo “Mandarino”, y su nombre Javier Raygoza a quién tuve el gusto de dar el premio de primer lugar, del primer concurso “Historias de cantina”. Al recibir el veredicto del ganador para mí fue una inmensa alegría, ya que el oficio de escribir no se le da a cualquier individuo, y Javier por supuesto lleva ya quince años como periodista, editor y director de la Página que sí se lee. El premio de segundo lugar fue otorgado a Juan Fernando Castañeda Madera de Guadalajara. Se les otorgó sus premios los cuales consistían en: botella de tequila, llavero y cuaderno Papalotzi (hecho a mano), dotación de libros y revistas en su morral Papalotzi, claro, sin olvidar su caja de sal de uvas, para el primer lugar y en la edición número 15 de Papalotzi se publicarán los cuentos ganadores.
por Berónica Palacios Rojas
En el año de 1993, con un sueño a cuestas y un par de alas cercenadas fui en busca de un consejo, al lago de Chapala. Y allí me encontraba sacando lirio, de pronto apareció un hombre que al ritmo de las brazadas para sacar el lirio, me preguntaba cosas que siempre cuestioné. ¿Por qué sólo los ricos tienen el derecho a estudiar? ¿Eso es un sueño inalcanzable para una madre soltera…miles de excusas salpicaban el lodo que adornaba la orilla? De esta manera ese hombre desconocido me animó a tal grado que al día siguiente fui en buscar de Don Eraclio quién ayudó a reparar una de mis alas, con la esperanza de una media beca. Ese fue el inicio de un aprendizaje mágico. Mi vida cambió desde ese instante, las diminutas alas poco a poco cicatrizaron y valoré cada mano amiga que se me ayudó en ese entonces. El tiempo es el mejor consejero para admirar un triunfo o un fracaso. A ese hombre quien me animara para entrar a la preparatoria incorporada a la U de G, después me lo encontraba en la calle y platicábamos como es costumbre en Chapala.
Y ahora después de quince años me doy cuenta que el destino es caprichoso separa o une amistades, descubre y equilibra a las parejas. Además de abrirnos los ojos ante nuestras diferentes realidades. Ese hombre que me hizo compañía cuando sacaba lirio lo vuelvo encontrar en mi camino, claro, en circunstancias más gratas. Su seudónimo “Mandarino”, y su nombre Javier Raygoza a quién tuve el gusto de dar el premio de primer lugar, del primer concurso “Historias de cantina”. Al recibir el veredicto del ganador para mí fue una inmensa alegría, ya que el oficio de escribir no se le da a cualquier individuo, y Javier por supuesto lleva ya quince años como periodista, editor y director de la Página que sí se lee. El premio de segundo lugar fue otorgado a Juan Fernando Castañeda Madera de Guadalajara. Se les otorgó sus premios los cuales consistían en: botella de tequila, llavero y cuaderno Papalotzi (hecho a mano), dotación de libros y revistas en su morral Papalotzi, claro, sin olvidar su caja de sal de uvas, para el primer lugar y en la edición número 15 de Papalotzi se publicarán los cuentos ganadores.
El programa estuvo coordinado por Dante Alejandro Velásquez y se dio lugar en el centro cultural Mixcoacalli, Contreras Medellín 276, el pasado 12 de septiembre del año en curso, inició a las 8:30 p. m. El cantante Paco interpretó canciones de su autoría y una alumna de las Prepa 3, hizo presencia con un baile erótico. Gracias mil a Atziri Baeza, al buen Paco, a Francis a Juan Carlos y a Dante Alejandro que estuvieron apoyando a Papalotzi en su 4º Aniversario. Al final del evento se otorgó un sencillo coctel: agualoca y churritos.
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